El Salvador se ha convertido durante la última década en un país hostil para sus habitantes. Las amenazas y ataques de pandillas y las fuerzas de seguridad del Estado han obligado a muchos a huir de sus casas por el temor a represalias. Los que pueden se mudan a otra ciudad o logran apoyo para migrar o solicitar asilo. El informe de 2017 sobre desplazamiento forzado interno por violencia que presenta Cristosal y Fundación Quetzalcoatl revela que en 326 de los 701 nuevos casos registrados las personas no han podido huir de sus casas por falta de recursos. Están encerradas por el miedo. Las organizaciones esperan que el gobierno reconozca el fenómeno y brinde de una vez atención especializada a las víctimas.

http://revistafactum.com/informe-desplazamientos-2017/